¿Te gustaría expresarte mejor en público? Si alguna vez te has quedado en blanco frente a una audiencia o simplemente quieres mejorar tu forma de comunicarte, estás en el lugar correcto. En este artículo vamos a hablarte de los objetivos de la oratoria, de las bases para que sea realmente eficaz y de cómo puedes mejorar tu capacidad de hablar en público desde hoy. Tanto si te enfrentas a reuniones laborales, presentaciones académicas o simplemente quieres sentirte más seguro/a al expresarte, esta guía es para ti.

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¿Cuáles son las bases de una oratoria eficaz?

Hablar en público no es solo pararse frente a una audiencia y soltar un discurso. Para que una intervención sea eficaz, debe haber claridad, estructura, intención y conexión. La base de una buena oratoria comienza con saber exactamente qué quieres decir y cómo vas a decirlo. No se trata solo de memorizar un texto, sino de transmitir un mensaje con propósito. Eso implica conocer a tu audiencia, adaptar el lenguaje, cuidar el tono y el ritmo, y mantener el foco en el objetivo principal.

Otra base clave es la presencia escénica y la expresión no verbal. El 90% de la comunicación es no verbal: tus gestos, mirada, postura y hasta tus pausas juegan un papel esencial. Una oratoria eficaz también requiere autenticidad. El público conecta con quien se muestra natural y transmite seguridad. Y eso se logra con preparación, práctica y confianza en el mensaje que llevas.

¿Cuáles son los tres objetivos de la oratoria?

Los objetivos de la oratoria están presentes en todo discurso bien estructurado. Aunque cada intervención puede tener matices diferentes, en esencia, todo buen orador busca cumplir al menos uno (o varios) de estos tres grandes propósitos:

  • Informar. Transmitir datos, hechos o conocimientos de forma clara y comprensible. Ejemplo: una clase, una conferencia o una presentación de resultados.
  • Persuadir. Influir en las creencias, actitudes o decisiones del público. Aquí entra la oratoria política, comercial o motivacional.
  • Entretener. Captar la atención del público y generar emociones positivas. Es el caso de monólogos, discursos ceremoniales o storytelling.

Estos tres objetivos pueden combinarse entre sí, dependiendo del contexto y la finalidad del mensaje. Un buen orador sabe identificar cuál predomina y cómo equilibrarlo para conectar con su audiencia.

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¿Cómo mejorar la capacidad oratoria?

Mejorar tu capacidad oratoria no tiene que ser complicado, pero sí requiere compromiso, práctica y una buena dosis de autoconocimiento. No se trata de memorizar discursos ni de hablar como un presentador de televisión: se trata de comunicar de forma clara, auténtica y con impacto.

Aquí te dejamos los pilares más importantes para lograrlo:

Organiza bien tus ideas antes de hablar

Una buena oratoria empieza antes de abrir la boca. Tómate el tiempo necesario para estructurar tu mensaje: piensa en una introducción que enganche, un desarrollo ordenado y una conclusión memorable. Esto te dará seguridad, evitará que divagues y ayudará a tu audiencia a seguirte con claridad. Si tienes una idea clara de los que vas a decir, la mitad del camino ya está hecho.

Trabaja tu lenguaje corporal

Tu cuerpo también habla, y a veces incluso más fuerte que tus palabras. La postura, los gestos y la mirada influyen directamente en cómo te percibe tu audiencia. Mantente erguido/a, con una actitud abierta y relajada. Usa las manos para reforzar ideas (no para esconderlas en los bolsillos), y mantén contacto visual con el público, ya sea en persona o a través de la cámara si estás en formato online.

Controla tu respiración y tu ritmo

Una respiración adecuada es clave para mantener la calma, proyectar la voz y evitar bloqueos. Respira profundamente antes de empezar a hablar y haz pausas naturales entre frases. Estas pausas no solo te dan tiempo para pensar, también generan expectación y ayudan al público a procesar major lo que estás diciendo. Evita hablar demasiado rápido: la claridad siempre es más efectiva que la velocidad.

Practica, grábate y pide feedback

La práctica es lo que transforma una intervención buena en una excelente. Grábate hablando en voz alta y revísate con mirada crítica: ¿cómo suenas?, ¿cómo te mueves?, ¿te entiendes a ti mismo?. Luego, pide a alguien de confianza que te dé una opción honesta. El feedback externo te ayudará a detectar detalles que tú podrías pasar por alto y a mejorar constantemente.